Griñán y su equipo han sido la excepción al compromiso de austeridad al que se han sumado todas las autonomías:
La exigencia de austeridad en las administraciones públicas es un esfuerzo compartido clave para recuperar la solvencia económica y el crecimiento.
Con su deshonrosa actitud, Griñán y los suyos piden barra libre para seguir gastando más y sin control.
La Junta andaluza no puede ir por libre, con más de un millón de parados, cuando todos los demás reman en una misma dirección.
Los andaluces no merecen un presidente que va a la suya, miente y sigue sin dar explicaciones por los casos de corrupción que le señalan:
El fraude monumental de Invercaria tiene a Griñán como responsable directo,
pero todavía no ha dado explicaciones.
Es el momento de ajustarse el cinturón para garantizar las políticas sociales,
no para seguir despilfarrando dinero público de todos los andaluces.
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